¡Ya está aquí el final del curso escolar y con ello las tan deseadas vacaciones de verano!
Muchos/as de vosotros/as ya estaréis preparando diferentes tareas para que vuestros/as alumnos/as las hagan durante las vacaciones, con el objetivo de que no se descuelguen y sigan trabajando durante dos meses y medio, consiguiendo así, que el siguiente curso escolar hayan afianzado lo aprendido el curso anterior. Entre el profesorado, seguramente haya diversidad de opiniones en cuanto a la cantidad de deberes, si son necesarios o no y el tipo de tareas a realizar. Independientemente de estas diferencias, el objetivo común es que sigan aprendiendo y motivados, para poder desarrollarse plenamente.
Una razón justificada, que por más que se intente explicar a nuestro alumnado, pocos o ninguno lo entenderá, independientemente de la edad que tengan. Es más, nos atreveríamos a señalar que cuando el alumnado escucha la palabra deberes (para realizarlos en sus deseadas vacaciones), ninguno aplaudirá la noticia, ni se observaran sonrisas en sus rostros… Y se escucharan frases como “te has pasado”, “no sólo tenemos deberes de tu asignatura”, “ya tenemos que leer otros libros”… Seguramente, alguno o alguna, seguido de cogerlos estará pensando en alguna artimaña para deshacerse de ellos o en su planificación los postergará hasta pocos días antes del inicio escolar.
Partiendo de la percepción que se tiene sobre los deberes, ¿realmente consiguen su propósito?; ¿existen diferentes formas de seguir reforzando lo aprendido? Con el objetivo de ayudaros en vuestra planificación, aquí os dejamos una noticia sobre como transformar los deberes y seguir aprendiendo. Leer noticia
¡ESPERAMOS QUE OS SEA DE UTILIDAD!